quinta-feira, 9 de julho de 2015

Nodo Norte en Leo, Nodo Sur en Acuario, por Puiggros

El signo de Leo simboliza a los reyes —en el plano material— y a los iniciados —en el plano espiritual—.

Esta afirmación no es nada gratuita y la principal razón de que esto sea así radica en que el Sol es el regente de este signo en sus tres niveles de expresión: el de la personalidad, el del alma, y el del espíritu. O dicho de manera técnica, el Sol es el regente de Leo tanto en Astrologia Ortodoxa, como en Astrologia Esotérica o como en la Jerárquica.

Hasta donde estas divisiones son válidas, y cómo se manifiesta el Sol en cada uno de estos niveles, es un tema complejo pero de imprescindible estudio para los investigadores de los mundos de las causas.

El Sol es el centro de su propio sistema, al que da vida, luz y calor, y alrededor del cual giran los distintos planetas que muestran, cada uno según su peculiaridad y grado de evolución, la gloria del creador del sistema al que pertenecen.

Leo y el Sol tienen mucho que ver con el corazón. El Sol es el centro del sistema y el corazón es el centro del ser humano.

El corazón y el amor —se sabe de siempre— son dos conceptos indisolubles, siempre han estado unidos.

Para entender lo que Leo significa no se puede olvidar en ningún momento la relación Sol-Centro-Corazón-Amor. Meditando sobre esta secuencia se hallará mucha luz sobre este signo.

El concepto o la fase evolutiva que se entiende por Leo es una analogia del Sol, el Logos creador de nuestro sistema, sea cual sea el nivel donde esta analogia se exprese.

Es decir, Leo es un creador por naturaleza, un ser individualizado que contiene en sí mismo todas las potencias del Todo Absoluto, el Hijo con todas las características de su Padre en los cielos.

Desde este punto de vista se puede afirmar que Leo es la culminación del proceso de individualización, en este caso de involución, puesto que en esta etapa el pensamiento puro se concreta.

El signo de Leo simboliza la relación Padre-Hijo, de la misma manera que Cáncer representa la relación Madre-Hijo.

Esta relación Padre-Hijo es de naturaleza positiva, —creadora—, y de la misma manera que el Hombre Celestial, el Logos Solar envia el rayo de Luz Primordial (su creativo Fohat) sobre el laberinto de la caótica materia (y por esta acción ésta se ordena en grados mostrando en su variedad la potencia creadora que le da vida), el hombre desde su corazón conquista su naturaleza inferior.

Leo se reconoce a sí mismo como un creador, está en sintonia directa con el corazón del universo, esto le da seguridad y confianza, sólo sigue a su Dios interno, y todos sus vehículos de expresión le obedecen.

El corazón del hombre siempre tiene acceso a la Luz Divina, a la Fuente de la Vida, aunque no siempre lo puede manifestar, pero bajo la influencia de la fase de Leo todas sus instancias obedecen a los impulsos del corazón.

Por esto se dice que Leo es un creador.

Del Nodo Norte en Leo se podría decir que es como un nino — Leo rige a los ninos — que ha de aprender a manifestarse.

En anteriores signos ha obtenido muchas y variadas experiencias, ha asimilado muchas cosas, pero la densidad de la materia de estos signos no permitian su expresión, o bien este ser no estaba aún lo suficientemente individualizado.

Leo es el segundo signo de la cuadruplicidad fija, y también el segundo signo de la trilogia del fuego.

Lograr que coexista lo fijo y estable con la expansividad y luminosidad del elemento fuego es como conseguir la unión de la potencia solar y la condición humana.

Lo más sutil con lo más denso.

Ordinariamente el hombre intenta esta fusión por medio de la disciplina —ésta es una de las palabras clave del signo—, pero más adelante, a medida que avanza en la integración de estos dos principios, se da cuenta de que lo único que puede conseguir esta unión de forma real es el amor.

Ahora en Leo tiene bastante libertad para manifestar de manera creativa todo lo previamente aprendido. No olviden que Leo rige el corazón, y este órgano está relacionado con el chakra cardíaco, el centro de síntesis, el más incluyente de todos los chakras. Por todo esto es fácil deducir que lo que solemos llamar un acto creativo, podriamos perfectamente denominarlo un acto de amor.

Y ésta es la principal lección que debe aprender una persona con el Nodo Norte en Leo.

Ha de aprender a amar.

Más especificamente ha de decidirse a involucrarse personal-mente en un acto de amor.

Demasiadas veces prefiere descansar en todo lo que significa su Nodo Sur en Acuario, y evade la responsabilidad de desarrollar el propio caudal creativo.

Prefiere idealizar a los demás, al grupo, y asumir la utopia acuariana, lo cual le permite permanecer en los niveles mentales —recuerden que Acuario es un signo de aire— y esquivar el confrontamiento con los demás desde un punto de vista emotivo.

Dicho de otra manera, a veces no oye los dictados de su corazón porque está ocupado con problemas intelectuales, lo que significa una eva.sión para la persona con esta situación nodal.

Antes de que su alma pueda nacer a la conciencia del grupo, ha de conseguir el estado de autoconsciencia, porque este logro es el propósito de este signo en todos los niveles: personal, planeta-rio, solar o cósmico.

Leo es siempre Leo, en cualquiera que sea el nivel que se quiera interpretar.

El Sol rige sobre todo su sistema, asume la responsabilidad de ser el «Astro Rey», y a través de un acto de amor (luz y calor) establece la ley y el orden o, si se puede decir así: la justicia gravitacional dentro del sistema solar, expresando de esta manera el poder de irradiación de toda entidad autoconsciente.

Todos los pares de opuestos se deben fusionar, todas las dualidades han de alcanzar la unidad para posteriormente, junto a otra unidad conceptual, lograr otra fusión de mayor ámbito y calidad.

Esta secuencia uno-dos, uno-dos, no tiene fin.

En el eje nodal Leo-Acuario se manejan dos conceptos claves, autoconsciencia y consciencia de grupo (que no tiene nada que ver con la conciencia de la masa, ésta se halla indiferenciada mientras que el grupo lo constituyen unidades individualizadas).

Equilibrar o fusionar los significados de ambos Nodos parece un contrasentido, siempre es así de paradójico, pero si se analiza en profundidad se verá perfectamente lógico, y se apreciará la belleza y armonía de la propuesta.

Sólo cuando una persona es autoconsciente de sí misma, es autoconsciente del lugar o función que ocupa en un organismo mayor.

Su conciencia es la conciencia de éste..., que a su vez es la conciencia de otro aún mayor.

Si una persona llegase a ser realmente autoconsciente de si misma, seria automáticamente también autoconsciente del Todo Absoluto.

Aqui cobra sentido la frase: «El hombre está hecho a imagen y semejanza del Creador».

Pero como hay muchos grados de autoconsciencia de uno mismo, la captación del Todo (y el papel o función de cada uno en este total) también es gradual.

La persona con el Nodo Norte en Leo, que sólo se preocupa de su autoconocimiento, se equivoca; y también va errada la que disuelve su individualidad en la colectividad.

La conciencia individual crece paralela a la conciencia grupal. Éste es el mensaje de este eje nodal.


Puiggros, Los Nodos de la Luna, Arbor Editorial, Barcelona, Catalunha, Espanha, 1987, pp. 69-73.

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